jueves, 12 de enero de 2012

LAS MUCHAS

Las Muchas comenzó siendo por 2005, una revista que tuvo solo una aparición y luego por un par de años un micro radial de La Verdecita en LT10. El nombre es idea de Chabela Zanutigh, una de mis referentes en la vida, que me enseño sobre el feminismo y tantas cosas más.

Tanto la revista como el micro que arme y produje, se llevaron partes importantes de mi alma y contribuyeron a  mi formación como feminista, comunicadora y mujer, que cambia y crece, que crea y es libre.

Hoy quiero retomar este nombre para un proyecto personal, que va a tener contenidos de audios envasados, que va a tener escritos, fotos, crónicas: de todo, sobre la mirada de una joven mujer latinoamericana, actriz, comunicadora y libre, sobretodo libre…

El formato, para empezar: un blog, que luego puede tranquilamente transformarse un una publicación virtual y si se dan los recursos también en una revista impresa.

¡Qué alegría este nacimiento! … LAS MUCHAS, VUELVE A SER, A HACER

Empezaré escribiendo sus primeras líneas y regalándoles las primeras imágenes y audios, en esta LAS MUCHAS, que esta vez, espero dure mucho más tiempo y sea realmente una publicación en las que muchas podamos contarnos desde lo personal a lo colectivo, sus sentires, sueños y miradas del mundo.

CARO PÉREZ 

S. O. S en busca de una bikini ( Una nota con todA la rabia del verano santafesino )

Bien, llego el verano, hace muchísimo calor y la única forma de sobrevivir es metiéndose al agua.

Tenete, claro, bien vistos  y vistas a amigxs, parientes,  conocidxs que tengan pileta o en su defecto una pelopincho en su casa. Cuanto tengas esa información entonces vas a ir al cajón para buscar tu bikini, bueno también vas a ir al cajón en el caso que te vayas de vacaciones al mar, ¡privilegiada querida!, quiero que sepas que si estás leyendo esta nota en este momento te odio. ..

Y acá esta el tema, por lo del título de la nota. En mi cajón, no hay ninguna bikini decente, excepto la malla enteriza adidas, que es la anticloro para ir a nadar en invierno… no da, y las otras están con los elásticos quemados o desteñidas, dan muy crota, así que, claro, pienso, me tengo que comprar una bikini.

Ya de caminata por los centros comerciales santafesinos, empiezo a ver las bikinis en vidrieras. Resulta que todas son de una lycra brillante, con estampados unos más espantosos que otros, pero por si eso fuera poco, además son con un corpiño torzado que tiene como una plancha de relleno, terrible, si tenes poco busto, te queda espantoso y lo peor de todo es que son calientes y además, cuando te metes al agua,  se carga el relleno y se  te cae el corpiño, por lo cual se te ven las tetas o las tetitas.

En fin, no puedo encontrar una bikini, normal, sin demasiadas pretensiones, una triangulito a lunares, o negra, o roja, o verde, no sé, un corpiño sin relleno es mucho pedir y el calzón de la bikini, también esta bueno que se ate a los costados o que no quede apretado o demasiado cavado o esos shorcitos espantosos que te cortan el culo. .. Perdón, me agarró la furia del verano.

¡El año que viene me voy a una playa nudista, ya empiezo a ahorrar!

Caro Pérez

miércoles, 4 de enero de 2012

Los juegos tradicionales en la era todopantalla

Quién no recuerda las siestas interminables, mágicas, llenas de historias y realidades inventadas en nuestra infancia. El juego de la casita, el juego de la exploradora, el transitar y explorar un mundo real e imaginario, con la mirada de nuestros ojos de niñas o niños; pero yo fuí niña, así es, que lo que voy a contar, será desde ahí, desde mi mirada de niña que descubrió el universo a su manera.

Las pantallas eran limitadas, solo había una tele en la casa, a la siesta se cortaba la transmisión, y no era además el horario de los dibujitos o del chavo del 8. En las siestas santafesinas las niñas y los niños se escapaba de sus camas y sus juegos no tenían limites ni reglas, no tenían nada que ver con ningún nombre en inglés o truco de la play station. Los juegos de nuestras siestas, pasaban por construir cosas en barro, jugar a la comidita, inventar un idioma o delimitar un reinado, que podía tranquilamente tener su jurisdicción bajo el árbol de las toronjas.

Como les decía antes, las pantallas eran limitadas y de nuestras ideas y cuerpitos (no solo de los ojos y los dedos para tipear o manejar el joystick) dependía nuestra aventura del juego cada día. No había compus, solo en algunas casas o las que estaban en la escuela.

En esas siestas, muchas veces nos escapábamos conjuntamente con algunas vecinitas. Las del lado sur, recuerdo, tenían un tapial muy bajito, por lo cual trepandosé a la cabina de gas, podían perfectamente pasarse a nuestro patio,con las del lado norte nos hacíamos señales con el palo de piso o la escoba, a modo de aviso, para esperarlas en la puerta, atentas. Todo esto con el único fin de hecharle jabón en polvo a la pelopincho y jugar a patinar sobre espuma, lo que nos significaba un reto, pero lo que nos significaba también un disfrute que no tenía precio... bueno, excepto el del jabón en polvo.

Otros encuentros y formas de jugar eran en las veredas de nuestra cuadra, ahí aparecían algunos objetos tradicionales que se transformaría en juegos tradicionales: el elástico, la pelota y también otros juegos que solo necesitaban de nosotras mismas, como la escondida o la tocada.

En las tardes de mi barrio, pasaba todo esto, y en las tardecitas e incluso en la noche aparecían otros juegos tradicionales de estación, como el carnaval, en donde reinaban el baldazo y las bombitas.

Jugábamos también con juguetes, claro,pero los reyes de la historia, eran estos juegos tradicionales, los más auténticos, los más primeros, los que nos remiten a lo simple y puro del arte de jugar, los que nos traen en sus canciones y formas los cantares y haceres que vienen cantando y jugando niñas y niños de diferentes generaciones. Los juegos que nos conectan con el espacio: el barrio, el parque, el patio de la escuela, con nuestros amigos, compañeros,vecinos, primos.

Todas estas historias son las que nuestros corazones conservarán con más fuerza, todas estas fotografías quedan grabadas, hasta los olores, colores y sonidos quedan grabados.

Ahora la era es todopantalla y además del estimulo que cada niño o niña recibe en la escuela, cuando llega a su casa, se encuentra con las pantallas: la compu, la play o hasta los juegos del celular de su mamá o papá. ¿Que registro quedará en esas cabecitas de juegos sin olor?

Hagamos un llamado entonces a la tierra mojada, al jazmín de la vereda en donde jugaba al elástico, al jabón en polvo “zorro”, al árbol de toronja … para que vuelva los juegos con olor, osea sin pantallas que ocupan espacios en los días de nuestras niñas y niños Para que lo más primero no deje de habitar en su almitas y para que los sonidos sean de historias que contaron o canciones que cantaron con otros y los colores sean del “veo, veo” y las sensaciones sean como las de las manos en el barro o el cuerpo escondido detrás de los malvones.

Caro Pérez

LOS PERCHEROS CARGAN COSAS: HISTORIAS DEL PERCHERO Y LAS PERCHAS DE MI CASA

En el living de mi casa hay un perchero, un perchero que siempre miro y digo: ¡Qué feo que queda!,  este perchero recargado de ropa y bolsos juntando tierra… y energía, claro. Le energía de la persona que se saca cuando viene de la calle y la cuelga ahí en el perchero, junto con su bolso o abrigo. El perchero se la banca a todas.

Fue entonces que me decidí a hacer limpieza percheril y a exorcizar el perchero. Lo primero que saque fue una campera de jean con peluche gigante, toda gastada de mi ex con restos de cenizas y colillas adentro de los bolsillos, la puse junto con un buzo dado vuelta, que como se lo saco lo dejo, no colgado, sino  tirado en el perchero, eso junto a un bolso rojo tierroso de mi ex, fue lo primero que voló.

Después apareció una cartera de esas que se cierran con dos bolitas, que se cruzan, mediana en tonos beige, con correíta corta,  forrado en tejido  plástico, muy vieja, que fue mi compañera de noches paquetas, con  vestiditos coquetos, fueron buenas épocas, ahora ya manchada y rota iba a ser la próxima en partir del perchero.

Después encontré un bolso que supe conseguir por 4$ en el trueque,  un simple bolso sintético gris con forro naranja, del tamaño justo para la carpeta y el andar de todos los días, al que use y use y use hasta más no poder… y si este sería el que seguiría en la partida de bolsos.

También estaban dos abrigos colgados, uno de mi amiga Carla, muy querido por ella a cuadros, un saco bien abrigadito, que me prestó una noche de frío, ese lo descolgué para mandarlo al lavadero, también encontré mi saco violeta largo en polar, que me hizo mi madre, al que colgué con mucho afecto en una percha en el ropero, para que no se arruine.

Después estarían los bolsos que quedarían: la carterita hecha con tela de tapicería y lentejuelas,  la a crochet chiquitita y amarilla intensa, las dos hechas por mi madre y las otras dos crochet una pintada y la otra de trenzas que me tejió mi abuela. Un par de bolsos urbanos también quedaron en el perchero, bolsos con muchos cierres, mochilas, y claro mi carterita de cuero negra, para ocasiones más formales.

También encontré una campera de lluvia de mi ex, pero como era muy bonita me la dejé para sacar la perra cuando llueve… shhhhh!

Y finalmente algo muy conmovedor, me encontré colgada en mi perchero, la bolsa del censo 2010, del 27 de octubre de 2010… ¡qué día!, que carga habrá tenido esa bolsa.

Si les digo que los percheros y las perchas cargan cosas es porque cargan cosas: cargan viejos amores, cargan noches divertidas, cargan el mimo de una amiga para que no tengas frío, cargan el amor de una madre y de una abuela, cargan caminos recorridos, cargan momentos históricos, cargan vida. 

CARO PÉREZ